Por ejemplo, es común que el anuario escolar incluya fotografías que describan y representen la personalidad de los graduandos. También es común encontrar fotos que muestran sus intereses, pasatiempos, sueños y anhelos. Al final el anuario no sólo recoge retratos de un grupo de estudiantes, sino que muestra el corazón y las costumbres de estas personas que, como grupo, comparten ya sus últimos días juntos.
Un ejemplo de este nuevo estilo es la fotografía que presento en este escrito. La misma fue tomada a una estudiante de 4to de media, la siempre cariñosa Amalia Ramírez. Esta fotografía muestra una pasión no explotada, un sueño que aun no se cumple o un alterego que espera ver la luz. Es una fotografía que, de otra manera, no se encontraría en los álbumes familiares de Amalia, ya que lo que en ella vemos no es una representación de la realidad, sino un quizás, un talvez o un potencial que habrá que construir ahora que ella inicia una nueva vida como estudiante universitaria. De eso se tratan los anuarios en nuestros días.
Claro, los anuarios incluyen también fotografías tradicionales, pero mezclan su contenido con este nuevo estilo. Lo mejor del nuevo estilo es que permitirá a estos graduandos, dentro de unos años y quizás ya con familia e hijos, recordar y compartir sus momentos más significativos de su proceso de hacerse adultos.