El pasado domingo asistí, acompañado de parte de mi familia, al concierto
Voces Amarillas, celebrado en la Plaza España de la Zona Colonial de Santo Domingo. Este fue un muy esperado concierto en el cual se vuelve a plantear la necesidad de los dominicanos de que se aumente la inversión estatal que se hace en educación, que la Ley vigente establece que debe ser de un 4% del PIB.
Este es un reclamo nacional debido a que nuestro país ocupa los últimos lugares en los índices internacionales en rendimiento escolar. El vehículo para mejorar la calidad educativa es una mayor inversión, que debe ser seguida de una real transformación del sistema de gestión de la educación pública. En mi pensar la gestión de la educación pública debe descansar en las mismas comunidades, tal como sucede en muchos países desarrollados.
En la reunión del domingo se dieron cita no sólo muchos artistas que apoyaron con su arte este movimiento, sino que también el pueblo se empoderó de la expresión y volcó su sentir de múltiples formas. Algunos fueron vestidos de amarillo, algunos compraron gorras de
Toy Jarto (organización que se encarga de la defensa en los tribunales de los derechos de los ciudadanos), otros llevaron sombrillas amarillas y otros, sea acompañados de una güira o tintados por completo, expresaron su sentir de formas tan creativas que sólo las imágenes pueden describirlos.
En realidad fue un evento donde participó toda la familia. También se vio una integración de todas las clases sociales; toda la sociedad está exigiendo una solución seria y real al problema de la educación dominicana y es prudente atender este reclamo.
Yo llevé mi cámara pero, como andaba con la familia, no es que pude hacer muchas fotos. Quizás tan sólo unos minutos detrás del lente, pero aun ese poco tiempo fue suficiente para captar los rostros de los dominicanos que, aun ilusionados y con amplia sonrisa, dicen "tamos jartos de que se viole la Ley". Es hora de una mayor inversión en educación.
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